Buenos días a tod@s;
hoy tengo el placer de dejaros una entrevista que me hicieron hace poco en el blog cultural "Culturioseando". Me imagino que por razones de espacio, decidieron editarla y publicar una versión reducida, os dejo bajo estas líneas la versión completa; espero os guste.
Quisiera agradecer el interés por mi obra de la gente del blog "Culturioseando" y su especial labor para la difusión de la cultura.
Hasta pronto ;)
BLOG “CULTURIOSEANDO”
ENTREVISTA A DANIEL ORTEGA
AUTOR DE “BERLÍN 1945: MI DIARIO DE UN INFIERNO”
***
1. ¿Por qué eligió el cerco de Berlín para ambientar la novela y
hacerlo desde el punto de vista del soldado alemán?
Me decanté por la batalla de
Berlín porque es uno de los episodios de la II Guerra Mundial que
más interés ha despertado en mí tras años de lectura de material sobre la
brutal contienda. La ciudad de Berlín de aquella época, finales de abril de
1945, estaba habitada durante los combates y, al igual que en el combate
acaecido en Stalingrado durante 1942 y comienzos de 1943, fue una de las más
atroces que se pueda recordar; el frente se resumió a las calles, combates casa
por casa y habitación por habitación. Tal vez ese aspecto humano y cotidiano de
los combates, el desarrollo de una guerra en una gran ciudad como Berlín, un
referente a nivel europeo en muchos aspectos entonces y ahora, sea algo que me
llamó especialmente la atención. Durante la II Guerra Mundial los
combates se solían llevar a cabo a campo abierto en todos los teatros de
operaciones (europeo, africano, pacífico, etc.), pero también tuvieron lugar en
pueblos y ciudades; comprobar mediante documentales, libros, fotografías y
testimonios de testigos que vivieron en aquella época el enorme cambio que
sufrió la ciudad, es algo que aún me fascina. Berlín aún tiene huellas visibles
de su pasado; aún recuerdo que durante mi última visita pude ser un
privilegiado espectador de su Historia, todavía se pueden ver impactos de bala
en algunos edificios, es algo que no te deja indiferente.
Por otra parte, escogí el punto
de vista del soldado alemán ya que quería enfocar el derrumbe del Tercer Reich,
y por ende el de su capital, desde dentro, desde la perspectiva de los que
resisitieron, por un motivo u otro, hasta el final de la batalla. Es algo poco
habitual en la literatura o incluso en el cine; creo que los civiles y
militares que allí lucharon y sobrevivieron, aún tienen mucho que aportar a la Historia, de vez en
cuando podemos leer algún relato o entrevista de los superivientes que ponen
los pelos de punta, especialmente en el caso de mujeres berlinesas, que
llegaron a sufrir y soportar lo indecible. El Ejército Rojo hizo un gran
esfuerzo para tomar la ciudad y pagó un alto precio por ello; hay muchos textos
que arrojan todo tipo de datos, pero ahí están, en los libros, para poder
consultarlos. Animo a todo el mundo a que lo haga; a día de hoy, existe mucha
más información disponible para consultar del lado ruso que del alemán, por lo
que dota de cierto misticismo poder profundizar en ello. En el bando germano,
durante la desesperada defensa, apenas contaban con 90.000 efectivos, de los
cuales, más de la mitad, eran integrantes de la Volkssturm (milicia
popular compuesta por civiles); incluidos niños y ancianos que lucharon por
intentar frenar el avance ruso, algo que se presumía imposible dadas las
ingentes cantidades de hombres y material que el Ejército Rojo concentró en los
alrededores del frente de Berlín.
Pese a que, desde hacía tiempo atrás,
ya tenía leídos numerosos libros acerca de este episodio, no dudé en releer e indagar algo más acerca de esta
batalla. Me centré mucho en experiencias de soldados de ambos bandos que habían
visto la luz, bien en libros o en cartas publicadas, para poder “sentir” de
algún modo la presión que reinaba durante aquellos días a lo largo y ancho de
Berlín. Sus experiencias han sido una pieza clave para poder desarrollar mi
novela, ya que los libros de Historia, muchas veces, apartan a un lado ese
punto de vista humano que yo quiero introducir en mi obra. Hay que recordar que
los que allí se enfrentaron, fueron personas, independientemente del bando en
que lucharon. Todavía hoy existe gente que no quiere apreciar o le resulta
incómodo ese punto, la humanidad de los que se vieron inmersos en aquella
inhumana brutalidad.
2. Y Berlín no es sólo la ciudad en la que está ambientada, sino que se
convierte en otro protagonista…
Efectivamente, como bien dices,
Berlín no es un mero escenario. Dedico muchas líneas a lo largo del libro para
describir con la mayor exactitud posible cómo fueron aquellas violentas
jornadas de finales de abril de 1945. Humildemente, me considero una persona
perfeccionista y detallista, por lo que a la hora de plasmar mi visión de aquel
lejano Berlín, no pude evitar cargar de una gran dosis de descripciones todos
los escenarios por los que se mueven los personajes. Quiero anticipar a
aquellos futuros lectores de mi libro, o recordar a aquellos que ya lo hayan
podido disfrutar, espero, que mi intención es transportar a aquellos días a la
persona que sostenga un ejemplar de “Berlín 1945: Mi diario de un infierno” en
sus manos. Para mí resulta muy importante a la hora de hablar de Historia en
este libro, no sólo tratar un tema, si no hacer ver y comprender a tráves de
los ojos del protagonista principal (el sargento primero Mathias Hoffman) lo
que allí sucedió. A lo largo de las páginas, el lector irá acompañando a los
protagonistas en sus experiencias y, por supuesto, en hechos reales que de verdad
sucedieron. Quiero hacer hincapié en que muchas cosas que relato en el libro
sucedieron y, para suscitar más interés en los lectores, los propios
protagonistas se mezclan con personajes reales que allí estuvieron durante los
últimos días del Tercer Reich. No quisiera desvelar muchos detalles acerca de
mi obra, pero estoy seguro de que, tanto asiduos lectores de novela histórica,
como los no aficionados, podrán encontrar interesante el peculiar enfoque
historico-novelesco del libro ya que hay una mezcla intensa de acción, realidad,
gran ambientación de los escenarios y, aunque no lo parezca, en mitad de
aquella sinrazón, he podido hacer un pequeño guiño al romanticismo. Como antaño
decían: “hasta ahí puedo leer”.
3. En la novela mezcla personajes e historia real con otros ficticios,
¿cómo fue aunar las dos?
Sí, los mezclo. Como
anteriormente he comentado, es una tarea que me resultó relativamente sencilla.
En el libro relato la experiencia de un pelotón de soldados alemanes comandado
por Hoffman; pero, aparte de ellos, también existe un extenso elenco de
personajes ficticios que bien pudieron existir como fue el caso de los millares
de alemanes que allí lucharon y murieron, en definitiva, una obra coral en
algunos aspectos. Los escenarios por los que se aventuran a pisar son reales,
existieron tal cual; en aquella época existía la Puerta de Brandemburgo, el
Reichstag, estaciones de metro que aún hoy permanecen en pie, numerosas calles
con los mismos nombres (otras no, ahí hubo mucho trabajo de investigación que
hacer), etc.
Al relatar aquellos hechos, en
primera persona durante gran parte de la novela, es el lector, a través de los
ojos de Hoffman y los suyos, quien interactúa con los personajes reales que de
verdad existieron, y que, por cierto, los hay en gran cantidad a lo largo de la
novela. Quiero insistir en que tanto los personajes reales, como la gran
mayoría de los escenarios, estuvieron allí, en aquel Berlín de abril de 1945.
Por lo tanto, el hilo conductor, Hoffman y sus hombres, harán que el lector se
sumerja de lleno en aquellos días. En cuanto a los personajes reales, traté de
investigar y ahondar en su físico, personalidad, costumbres, lugares que
frecuentaron, afinidad o disconformidad con el régimen Nazi, etc.; todo ello
dio como resultado que las acciones que relato en el libro, bien pudieron ser
exactas, o muy parecidas a la realidad. Siempre hago una pregunta a mis
lectores: ¿si tú y yo hubiéramos estado allí para verlo, reflejarían toda la
verdad los libros de Historia que ahora tenemos? Ahí dejo esa relfexión.
4. ¿Cómo fue el proceso de documentación?
Si contesto con total sinceridad,
la labor de decumentación me resultó muy amena a la par que sencilla en la
mayoría de sus etapas. No con ello quiero decir que fue “pan comido”; pese a que
en el momento en que comencé el proceso de investigación contaba con un buen
bagaje de conocimientos sobre la
II Guerra Mundial, y concretamente sobre la batalla de
Berlín, fueron varios meses los que invertí en pulir detalles. Inicialmente
sabía dónde acudir, ya que cuento con numerosos libros sobre la materia en mi
propia casa, por lo que la tarea fue muy llevadera. Dada mi obsesión por el
detalle y la perfección, contrasté diversos libros de Historia con relatos y
testimonios de supervivientes; desde las secretarias de Hitler hasta cartas de
civiles, pasando por diarios de soldados, mapas militares, callejeros de la
época, prensa de aquellos días, diarios de operaciones de ambos ejércitos, etc.
Por otra parte, gracias al gran
avance que suponen las nuevas tecnologías, pude tener acceso a millares de
fotografías reales de la época así como a decenas de documentales que, pese a
haber visto cientos de ellos acerca de la contienda, siempre hay algo nuevo que
aprender o aparece algún detalle desconocido que resulta más útil de lo
esperado. Fueron realmente provechosos a la hora de mejorar el nivel de detalle
en la ambientación. Para ello, siempre pongo el ejemplo de un voluntario
francés que luchó en el bando alemán para explicarlo; el soldado en cuestión, en
un documental, decía que en cierta ocasión, fruto de la crudeza de los
combates, apenas podían ver más alla de metro y medio; inicialmente, al leer
sus palabras en un libro, no lo di mayor importancia ya que muchos soldados,
fruto de la presión de los combates, suelen recordar ciertos episodios de las
batallas como algo peor de lo que realmente fueron (hay muchos estudios
psiquiátricos que así lo demuestran). En definitiva, semanas después pude ver
en un documental al mismo soldado, ya un anciano, relatando su experiencia en
Berlín; pues bien, el señor llevaba más razón de lo que me esperaba; en ese
mismo documental recogieron fotografías y secuencias de video en las que se
veía a soldados luchando sin apenas poder ver más allá de sus narices; la
proximidad de los incendios producidos por bombardeos y combates generaban tal
cantidad de humo que resultaba toda una proeza mantenerse en pie y respirar en
condiciones. En resumen, puedo afirmar que no me aburrí documentando el libro.
5. ¿Es un libro tanto para quienes aman la Historia como para los
que no?
Así es, siempre defiendo ese
aspecto cuando hablo de “Berlín 1945: Mi diario de un infierno”; lo considero
como un fragmento de la
Historia del siglo XX envuelto entre páginas de novela. Creo
que tanto cualquier consumidor de novela histórica como cualquier aficionado a la Historia, podrá sacar
tanto jugo al libro como aquellos no iniciados en la temática. De momento no me
quejo con las opiniones que me han hecho llegar numerosos lectores; entre ellos
hay personas muy duchas en la materia y he recibido su felicitación por, según
sus propias palabras “un trabajo muy bien hecho”, lo cual para mí es un honor y
un aliciente para seguir trabajando en esta línea. Por otra parte, hay lectores
que me han confesado que jamás cogerían mi libro de la estantería de una
librería porque simplemente la portada les echa para atrás; pero para su
sorpresa, y aún más para la mía, me han hecho saber que les ha atrapado la
línea argumental, los personajes y el realismo de los escenarios; se han
quedado con muchas ganas de saber qué deparará el futuro a Hoffman y al resto
de su pelotón. En mi humilde opinión, creo que cualquier persona que le guste
leer, podrá llegar a disfrutar bastante de mi libro.
6. ¿Es el libro que le hubiera gustado leer como amante de la Historia?
Sí, absolutamente. A lo largo de
los años he podido leer muchos libros de Historia, de todas las épocas,
especialmente de la I
y II Guerra Mundial, pero siempre manuales, ensayos o textos que aportan mucha
información técnica dejando el aspecto humano a un lado, incluyéndolo
simplemente en apartados estadísticos. De vez en cuando, con mucha suerte, tuve
ocasión de ir recopilando memorias de veteranos de ambas guerras; también
correspondencia, biografías o diarios. Disfruto leyendo todo este catálogo de
textos, pero tal vez más el segundo grupo que he mencionado, ya que los civiles
y los soldados conforman un gigantesco puzzle que da forma a la Historia global que luego
podemos encontrar en los manuales y libros de texto especializados.
En el caso de los relatos
escritos por los veteranos de ambas guerras, uno puede darse cuenta del
sufrimiento que conlleva verse sumido en primera línea de una contienda de
grandes proporciones. Por ejemplo, si en un libro de texto podemos estudiar una
batalla concreta, como puede ser el caso de la acontecida en Berlín durante los
últimos días de la II Guerra
Mundial en Europa, y poder conocer todos sus pormenores, resulta fascinante
sumergirse en el aspecto estratégico y militar; pero si ese análisis se puede
completar con pequeñas partes individuales, los soldados y civiles, que
conformaron todo el engranaje, la experiencia resulta, al menos en mi caso, muy
interesante, enriquecedora, y si me lo permites, hasta placentera para un amante
de la Historia.
7. ¿De dónde viene su pasión por la
II Guerra Mundial?
Mucha gente me pregunta sobre
este aspecto; bien, yo siempre respondo que todo el mundo tiene sus aficiones
particulares y eso es lo que hace diferente a cada persona que habita este
planeta. Desde pequeño tuve una gran afición por la lectura, un interés
desmesurado que mi madre me inspiró ya que ella es una gran lectora, siempre me
gustó la temática de aventuras o aquellos libros que rebosaban misterio y
acción; de hecho, siempre que se terciaba la ocasión, “cogía prestado” algún
libro de ella, o de otros familiares, cuya temática tal vez no era aconsejable
para un niño de poco menos de diez años (novelas negras, ciencia ficción,
etc.).
Con el paso del tiempo, me fui
metiendo de lleno en los libros de temática bélica, tanto novelas como libros
de texto, ya que los encontraba muy interesantes; conseguían hacerme sumergirme
en otra época, por cierto, no muy distante a la que actualmente estamos
viviendo. Tal vez, la II Guerra Mundial,
sea el conflicto que, una vez acabado, aún conserve unas consecuencias tan
palpables hoy en día, y no solamente físicas en los escenarios donde tuvieron
lugar los combates. Y si hablo de las consecuencias, no quisiera dejar, ni mucho
menos, el halo de misterio que rodea muchos de aquellos turbulentos años;
simplemente hay que ver el entramado político de las naciones de aquella época,
los intereses económicos, las grandes campañas militares, etc., para darse
cuenta de que, del año 1939 a
1945, sucedieron un sinfín de avances científicos y militares que aún hoy en
día son capaces de fascinarnos; sin duda alguna, dejaron una huella imborrable
en la Historia. Al
respecto, siempre pongo el ejemplo de la Primera Guerra de Irak, casi
retransmitida en directo en aquellos comienzos de la década de los noventa del
siglo XX, donde el mundo entero quedó asombrado por la precisión de las bombas
teledirigadas desde un avión o desde un puesto de mando; pues bien, esa
tecnología ya estuvo en funcionamiento durante los años cuarenta.
8. De escribir canciones y relatos cortos, una enfermedad le hizo
ponerse manos a la obra con esta novela…
Efectivamente, desde mi
adolescencia formé parte de varios grupos musicales donde tocaba el bajo o la
guitarra eléctrica. Durante aquella época también era un ávido lector, pero
también un gran amante de la música en general, y del heavy en particular.
Muchos de mis grupos favoritos tratan en sus letras distintos episodios
históricos, desde Iron Maiden, con temas referentes a Alejandro el Grande, al
antiguo Egipcio, etc., hasta unos grupos más actuales como Hail Of Bullets o
Sabaton, que dedican canciones y discos completos para hablar de algún
conflicto bélico concreto. Incidiendo en mi etapa músical, en varios de los
grupos en los que tuve el placer de tocar, pero especialmente en el último, en
Pathfinder, me gustaba escribir tanto la música como las letras de las
canciones, las cuales siempre versaban sobre temática histórica; todas las
pistas que conforman el último disco que grabé con Pathfinder están dedicadas a
la Primera Guerra
Mundial, en inglés, eso sí.
En cuanto a los relatos cortos,
tuve ocasión de estrenarme ya en el colegio, cuando nos pedían realizar las
típicas redacciones que había que escribir; unos lo hacíamos con más gusto que
otros, la verdad sea dicha. Tal vez entonces fue cuando me di cuenta que dar
rienda a la imaginación también podía hacerse por escrito, y no solamente
mediante el juego con otros amigos, juguetes infantiles, etc. Cuando pisé el
instituto y posteriormente la universidad, fue el momento cuando me decidí a
escribir algo más en serio; siempre que podía sacar un rato a los estudios, al
deporte y a la música, me ponía a escribir algún relato corto. Recuerdo que
siempre se los dejaba leer a algún amigo para conocer su opinión, ya que eran
de temática bélica y varios también eran y siguen siendo unos grandes
apasionados de la Historia.
Finalmente, en cuanto a la novela,
la misma surgió como algo “premeditado”; permíteme explicarme. Años atrás tenía
en mente escribir algo más extenso que un relato corto, por lo que comencé a
dar vueltas al asunto, pero, por desgracia, las obligaciones laborales y
académicas apenas me dejaban tiempo para dedicarme de lleno a la escritura. Fue
a comienzos de 2011 cuando sufrí una grave enfermedad que casi me lleva “al
otro barrio”; a veces, y únicamente tras sufrir experiencias de este tipo, el
ser humano es consciente de lo efímera que es su existencia; así que,
aprovechando mi estancia en el hospital, comencé a confeccionar el escenario,
la trama, etc., no quería perder el tiempo, las incontables horas que pasé en
el hospital me resultaban eternas. Ya en casa, y con mucho tiempo disponible
debido a la larga convalecencia que tuve que pasar, no lo dudé dos veces, mi
ilusión era escribir algo más largo; pues a ello me puse y ahí está el
resultado, algo más de seiscientas páginas, y solamente es la primera parte.
9. Habrá una segunda parte, ¿qué nos encontraremos?
Ojalá sea como afirmas. Las
ventas de la primera parte están funcionando bien, mejor de lo que esperaba, y
un buen número de copias de la primera edición ya están vendidas. La editorial
(Dossoles) y los distribuidores están haciendo un gran trabajo. Como todos
sabemos, en el mundo de la edición, muchas veces, poder editar una segunda
parte depende de cómo funcione la primera; así que, como antes he dicho, ojalá
podamos agotar las existencias de esta primera edición y quién sabe, tal vez
sacar una segunda edición antes de publicar la segunda parte de la obra. Me considero
una persona realista y con los pies en la tierra en todo momento, así que es
cuestión de esperar; el libro fue editado a mediados de mayo de 2013 y de
momento es demasiado pronto para aventurarse a dar una respuesta concreta. Tal
vez en 2015 esté en el mercado.
La segunda parte de “Berlín 1945:
Mi diario de un infierno”, cuya documentación ya está hecha y la línea
argumental ya tengo esbozada, se centrará evidentemente en los últimos momentos
de la batalla de Berlín. Si la primera parte recoge en cuatro capítulos los
días que transcurren desde el 25 al 28 de abril de 1945, un capítulo por día, el
seguno libro recogerá las cuatro jornadas siguientes en las andanzas de Hoffman
y los suyos; es decir, del 29 al 2 de mayo del aquel año. Tal y como recogen
los libros de Historia, aquellas fechas fueron las últimas de la batalla de
Berlín, por lo que asistiremos, una vez más, a través de los ojos del sargento
primero, a los últimos instantes de la misma antes del hundimiento final del
Tercer Reich. Los lectores que ya han leído la primera parte de la obra han
comprobado que la acción va en aumento a cada día que va pasando, ya que el
cerco de Berlín se fue estrechando y los soldados rusos fuerron arrasando con
todo lo que se cruzó su camino. Hoffman, mediante esa narrativa en primera
persona, nos mostrará lo que ve en esas últimas horas de vida que le restan a
la capital de aquella Alemania sumida en la destrucción. La trama, que según la
opinión de muchos lectores, “deja con ganas de más”, espero que esté a la
altura de las expectativas de todos ellos; al menos estoy seguro de que la
intriga va a hacerles devorar hojas hasta el final. Drama, acción, Historia,
muchas dosis de incertidumbre y algo de romanticismo, engancharán a todos los
que se aventuren a “recorrer” las calles de Berlín de la mano de Hoffman.
EN PROFUNDIDAD
A) Libro de cabecera:
Destacaría, entre muchos otros
libros, “La cruz de hierro”, de Willi Heinrich, es una obra fascinante, todo un
clásico de la literatura bélica de la II
Guerra Mundial. No obstante, también aprovecho para mencionar
a otros autores como Sven Hassel, cuya obra es mundialmente conocida,
resaltando títulos como “Los Panzers de la muerte”, “Batallón de Castigo”, etc.
o incluso a Ernst Junger, Robert Leckie y otros veteranos de guerra, cuyos relatos
sobre sus vivencias sobrecogen el alma de cualquier lector.
En el campo de la Historia pura y dura, sin
duda alguna me quedo con Antony Beevor y sus magistrales obras sobre Berlín,
Stalingrado y Normandía, entre otras.
B) Una película sobre la II Guerra
Mundial:
Aquí no tengo tantas dudas,
también “La cruz de hierro” dirigida por el gran Sam Peckinpah en 1977, todo un
clásico. También me gustaría mencionar “Salvar al soldado Ryan” (pese a que
cuenta con varios errores históricos), “La delgada línea roja”, “Stalingrado” y
“Enemigo a las puertas” (también con algún punto corregible). En televisión han
emitido varias series que son dignas de mención, tales como “Hermanos de
Sangre” (sobre la batalla de Normandía, las Ardenas, etc.), “The Pacific” e
“Hijos del Tercer Reich” (una interesante perspectiva de la guerra desde el
punto de vista alemán).
C) Un sueño por cumplir:
Demasiados, me considero una
persona inquieta con muchos proyectos en mente a desarrollar; pero si hay uno
inmediato, aparte de conservar la salud, tal vez sea poder seguir
publicando libros y centrarme en otros aspectos editoriales, que dadas las circunstancias económicas mundiales actuales, sería todo
un logro.